miércoles, 28 de septiembre de 2011


Y yo que hasta ayer
sólo fui un holgazán,

y hoy soy el guardián
de sus sueños de amor.

La quiero a morir.
Podés destrozar
todo aquello que ves,
porque ella de un soplo
lo vuelve a crear,

como si nada,
como si nada.
La quiero a morir.
Ella borra las horas
de cada reloj

y me enseña a pintar
transparente el dolor,
con su sonrisa.

Levanta una torre
desde el cielo hasta aquí.
Y me cose unas alas
y me ayuda a subir,
a toda prisa,
a toda prisa.
La quiero a morir.
Me dibuja un paisaje
y me lo hace vivir

en un bosque de lápiz
se apodera de mí.
La quiero a morir.
Y me atrapa en un lazo
que no aprieta jamás,

como un hilo de seda
que no puedo soltar,
no puedo soltar,
no quiero soltar.
La quiero a morir.
Cuando trepo a sus ojos
me enfrento al mar,
dos espejos de agua,
encerrada en cristal.

La quiero a morir.
Sólo puedo sentarme,
sólo puedo charlar,
sólo puedo enredarme,
sólo puedo aceptar
ser sólo suyo,

tan sólo suyo.
La quiero a morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario